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La puerta de entrada a Sicilia
Mesina suele ser lo primero que se ve al llegar a Sicilia en unas vacaciones a bordo de un crucero MSC, y es una magnífica primera impresión: una ciudad brillante que se extiende por la ladera más allá del puerto mediterráneo en forma de hoz.
Mediante una excursión a tierra podrás conocer el monumento más importante de Mesina, el Duomo que, como el ave fénix, representa la capacidad de la ciudad de resurgir de las cenizas de su último desastre. El Duomo es la reconstrucción de una catedral erigida por Roger II en el siglo XII y forma parte de la serie de fantásticas iglesias normandas de Sicilia, entre las que se encuentran las suntuosas catedrales de Palermo y Cefalù. El campanario separado del Duomo afirma contener el reloj astronómico más grande del mundo y ofrece su espectáculo principal a medio día, cuando sale rugiendo un león de bronce (el antiguo emblema de Mesina) que puede resultar bastante sorprendente si no te lo esperas.
Justo detrás del Duomo, la sección truncada de la iglesia de la Anunciación de los Catalanes del siglo XII se alza encajonada por debajo del nivel del suelo, y es el único ejemplo de edificio religioso árabe-normando en Mesina que ha sobrevivido hasta nuestros días.
Cuando surcas el Mar Mediterráneo con un Crucero MSC, la excursión más obvia desde Mesina es al casi demasiado bonito pueblo de Taormina, espectacularmente ubicado sobre un acantilado rocoso entre el Mar Jónico y el altísimo volcán Etna, cuya cima con su sombrío desierto de lava es uno de los paisajes más memorables que Italia puede ofrecerte.
Antaño lugar de retiro muy apreciado por poetas y escritores, Taormina es hoy en día el resort más ilustre de toda la isla y cautiva a sus visitantes con su célebre teatro antiguo, sus grandes hoteles y su encanto de pueblo pequeño.